Un nuevo comienzo
Céline Dimier, ingeniera bióloga de Villefranche-sur-Mer, nos da sus primeras impresiones al dejar Ciudad del Cabo.
Una nueva misión, un nuevo comienzo… y una nueva aventura oceanográfica para esta veterana de misiones y expediciones científicas de larga distancia.
Descubriendo las Agulahs II de S.A.
Sal fuera, lo más lejos posible de los muros, para enriquecerte desde dentro.
Eso es lo que da sentido a la vida.
Quizás esta frase entresacada de un libro fue importante para mí.
No lo recuerdo con exactitud.
En cualquier caso, la he tenido a menudo en la cabeza, y me ha ayudado mucho a salir de mi zona de confort… una gran palabra hoy en día.
El avión está a punto de aterrizar.
Entre las nubes, divisamos la Montaña de la Mesa, la impresionante meseta que domina Ciudad del Cabo desde una altura de 1.086 metros.
El aterrizaje transcurrió sin contratiempos.
Bajamos del avión, completamos los trámites de inmigración y nos dirigimos al hotel para una merecida noche de sueño.
Al día siguiente, me uní al equipo de Exploraciones de Mónaco en el barco.
En dirección al Frente Marítimo, Quai Est.
El Agulhas está atracado.
Con su casco rojo brillante, es imposible pasarlo por alto.
Este buque de investigación sudafricano es enorme: 134 m de eslora, 7,65 m de altura y 8 cubiertas.
Tiene capacidad para un centenar de personas.
Estoy al pie de la pasarela; ya está, voy a embarcar.
A primera vista, es un auténtico laberinto.
Tardaré algún tiempo en no perderme por los serpenteantes pasillos.
El recorrido comienza en la cubierta 3, donde se encuentran los distintos laboratorios.
Es espaciosa.
La roseta, una herramienta esencial para analizar el agua de mar, también está allí, lista para sumergirse en las profundidades del océano.
Ya me veo en el mar, con el equipo instalado, con las rampas de filtración, los aparatos de medición, las botellas, los filtros… Y todo el mundo agolpándose alrededor de las botellas Niskin para recoger el agua de mar y realizar sus análisis.
En los pisos superiores están el auditorio, las salas de trabajo, la lavandería y el gimnasio.
Todo lo que necesitas para pasar semanas a bordo sin que te falte de nada.
En la cubierta 5 está el hangar donde se pueden guardar hasta 2 helicópteros.
Para esta campaña, se utilizará para almacenar la treintena de flotadores de perfilado que tenemos que soltar en el mar y que realizarán mediciones de la columna de agua durante varios años.
Los datos se transmitirán regularmente por satélite al laboratorio.
En el puente de mando, el ROV espera prudentemente a ser desplegado en el mar.
Se probará al día siguiente de salir de Ciudad del Cabo.
Por fin me asignaron mi camarote.
Tengo suerte, tengo un camarote para mí sola en la cubierta 7.
Con un banco, un escritorio, un cuarto de baño e incluso un sofá, será mi remanso de paz durante los próximos 2 meses de mi misión.
No me entretengo en ello porque está a punto de empezar la sesión informativa de seguridad a cargo del primer oficial.
El traje de supervivencia, el chaleco salvavidas, la balsa para evacuar el barco, todo está revisado.
Pero no te preocupes, todo va a salir bien.
Embarcarse en una aventura
Al caer la noche, es hora de poner los pies en el suelo por última vez antes de salir a disfrutar del ajetreo del Frente Acuático.
Un último baño entre la multitud, una última foto de los leones marinos durmiendo en los pontones.
Mañana soltaremos amarras rumbo al Océano Índico.
Galería de fotos
Céline Dimier
Esta ingeniera en biología marina trabaja para el CNRS en Villefranche-sur-Mer desde 2014.
Es responsable de la gestión de la plataforma de análisis SAPIGH (servicio de análisis de pigmentos mediante HPLC: cromatografía líquida de alta presión).
En esta misión, forma parte del equipo dirigido por Hervé Claustre, responsable del proyecto BGC Argo.
Del 23 al 31 de octubre de 2019
